A elite do comunismo é a pior elite da história.
Eles não chegam ao poder através dos seus méritos, mas, sim, através da força, do
terror, da opressão, da mentira, e da enganação. Anon, SSXXI
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Cuando yo vivía
en Cuba, los representantes de las clases sociales encumbradas tenían como una
de las tareas importantes disimular y ocultar ese alto standing que poseían en
comparación con el resto del pueblo, ya que a este se lo sometía a sacrificios
numantinos y podía llevar un serio desgaste en el escasísimo entusiasmo que ya
se respiraba, o en los reparos a la protesta y la rebelión.
Varias veces me
incidieron en el ruego de que no invitase a mis amigos de la escuela al hotel
Habana Libre, ya que no era conveniente que viesen cómo vivíamos. Me
explicaron, literalmente, lo recuerdo como si lo estuviese escuchando, que la
razón de ese ocultismo era que Cuba iba en camino de la igualdad total, pero todavía
había ciertas diferencias que se subsanarían cuando llegásemos al comunismo,
cuando todos viviesen como vivíamos nosotros. Se lo creía quien se lo quería
creer.
Pero hoy esta clase social ha ido modificando e incrementando
exponencialmente sus fetiches de poder, ante el inminente fin de la dictadura
del proletariado, la irrupción del nuevo lenguaje, las nuevas alianzas para
eternizarse en el poder, cada vez necesitan disimular menos, y cada vez se
atreven e incluso necesitan más hacer gala de sus gustos e intereses de clase,
los que aprendieron con secretismo en el seno de sus hogares.
Yo discutía
mucho sobre lo abusivo, desvergonzado e hipócrita de estas diferencias, y me
sentía bien compartiendo lo que me tocaba de aquel pastel y criticando
abiertamente estas prácticas tan ruines. Los capitalistas suplantados por los
usurpadores revolucionarios de la castrocracia no escondían su ambición o su
avaricia de riquezas tras un discurso solidario, mesiánico, mendaz.
La manera en
que hoy se exhibe la riqueza, el poder de los vástagos de los fundadores
patriarcas de las ya no tan nuevas estirpes nobiliarias es insoportable; resulta difícil entender cómo el pueblo, el
sistema, la moral colectiva soportan abiertamente la existencia de estos
aristócratas provenientes de la represión, de la segregación del pueblo, pero
además de la clasificación en niveles ideológicos, en niveles morales, en
niveles de virtud revolucionaria.
A la vista está
que siempre apuntaron a una única diana, a la misma vieja clasificación que conocemos
de toda la vida: los que entran a la fiesta y los que se quedan fuera. Los que
viven dentro de las murallas del palacio y los que quedan a la intemperie, a
merced de los buitres.
Es argentino, pero se crió en Cuba. Hijo
de Juan Martín, hermano menor de Ernesto "Che" Guevara". Vive en
España, y es un crítico de las políticas del castrismo. Tiene un blog y escribe
un libro sobre la situación en Cuba y sobre su célebre tío.
Fonte: Opinion
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